miércoles, 3 de junio de 2015

Tú eres el mayor, has de dar ejemplo

La educación dentro del ámbito familiar es una preocupación que genera muchos interrogantes.
En este artículo, Françoise Dolto nos ofrece respuestas a algunas de las dudas que asaltan a los padres en su día y facilita espacios de reflexión sobre los hábitos educativos en el seno familiar.
Muchos padres se sienten confusos ante las dificultades que se les presentan en la educación de niños con naturalezas, reacciones y edades muy distintas. Aunque no exista un conflicto real, pueden sin embargo crearse situaciones difíciles para uno o varios de los niños, y la solución no siempre es fácil.
Muchas personas conocen las dificultades que ellos mismos han vivido por el hecho del lugar que ocupan en la familia, ya sea que hayan sido los mayores, los más pequeños o los del medio. Para cada sitio de la jerarquía familiar existen condiciones de hecho, independientemente del carácter de los padres o de los hijos. Pero es común que, a estas condiciones de hecho, se agreguen dificultades y sufrimientos que corresponden a exigencias de los padres.
Antaño, la situación de hijo mayor solía conceder ciertas ventajas sociales y legales. Aún hoy, en ciertos países, en lo que a la herencia se refiere, perdura el hecho de primogenitura. Actualmente, en la mayoría de los casos, los hijos tienen los mismos derechos y los mismos deberes. Sin embargo, en multitud de casos vemos cómo los padres le imponen a su hijo/a mayor "dar ejemplo", "vigilar a los más pequeños", "ceder ante los más jóvenes". Vemos así a infinidad de hijos mayores que se sienten abrumados de responsabilidades morales por sus padres.
Foto: Guioteca.com
En efecto, los niños tienden a imitar a sus mayores. 
Estaría muy bien que esto funcionara para todos, pero es muy improbable, ya que cada niño tiene una naturaleza distinta y lo mejor sería que cada uno se sintiese libre de actuar según su propio movimiento y no por imitación. Por lo tanto, se ha de intentar que cada niño sea lo más independiente posible del otro. Si el mayor desea ayudar a un hermano más pequeño o cuidar de él, y éste está de acuerdo, está bien, pero no se debe proponer nunca este tipo de relación, de protegido a protector, si alguno de los dos no lo desea. Cada uno ha de hacerse cargo de sí mismo, eso es educar.
Si se ha de felicitar o censurar a uno de los hijos, no se debe hacer en relación a su ubicación en la familia, sino en relación a su naturaleza o a su edad. Por ejemplo, si uno de los niños más pequeños ha logrado hacer algo, no por ello no está tan bien que lo haga uno mayor. Para cada uno de ellos, está bien. No se deberían emitir nunca juicios relativos del tipo de los que tanto se escuchan: "es evidente, ya que eres el mayor", dice por ejemplo una madre, a la que su hijo mayor mendiga una felicitación que le acaba de hacer al menor, cuando sería tan sencillo decir: "Sí, también estoy muy orgullosa de ti".
Foto: Kendisan Seruyan 
Del mismo modo, una mala acción no es menos censurable por haber sido copiada de otro aparentemente más responsable, cada uno de los niños ha de tener su conciencia en sí mismo y actuar por cuenta propia. Tiene que ser juzgado en relación consigo mismo. Por el contrario desde el punto de vista educativo, es mejor censurar dos veces al imitador. Ya que no solo ha actuado mal por el acto en sí mismo, no que, además, ha actuado mal al hacerlo sin iniciativa personal y sin juicio, o sea, con la mentalidad de un imitador.

Fuente: Françoise Doltó - ¿Cómo educar a nuestros hijos?  Reflexiones sobre la comprensión y la comunicación entre padres e hijos - pag. 31

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