viernes, 3 de julio de 2015

Superar la "pérdida de aprendizaje" en el verano

Victor Peña
Con la llegada del verano, muchos niños y adolescentes sueñan con poder dedicar tiempo a aquello que no han podido hacer durante el año escolar: dormir, jugar a la play, salir con amigos… Aún así, muchas veces el verano supone un “parón” en todo lo que tiene que ver con el aprendizaje. En muchos casos la planificación del tiempo es pobre y el verano transcurre sin mucho que dejar.


En una época de gran necesidad de un presupuesto ajustado, las oportunidades de cara a programas de calidad, trabajos de verano y campamentos con enfoques más integrales, son limitadas. Muchos estudiantes que no cuentan con estímulos o recursos que incentiven el proceso de aprendizaje, se enfrentan entonces con un largo período de “pérdida de aprendizaje”, especialmente en lo que respecta a áreas como matemáticas o lectura. Esto significa que los niños/adolescentes con menos acceso a recursos educativos, creativos y docentes, corren el riesgo de olvidar muchas de las cosas que han aprendido durante los últimos meses, así como el riesgo de perder las nociones básicas de planificación, responsabilidad y organización de la rutina.

Los desafíos que surgen son aún más evidentes cuando se tiene en cuenta la escasez de actividades estructuradas y de bajo coste para niños y adolescentes. Lo ideal es poder ofrecer a los estudiantes la posibilidad de reducir la brecha de pérdida del aprendizaje durante el verano, a la vez que se les proporciona herramientas para enfrentar los retos del año académico por venir. Los programas que intentan integrar estos aspectos, tienen en cuenta los siguientes puntos y herramientas:

Enfoque temático: Es necesario que durante el verano se trabajen temas estándar como matemáticas, inglés… sumando a esto actividades de resolución de problemas. Esto último implica la aplicación natural del aprendizaje a situaciones de la vida. Podemos retar a nuestros niños y adolescentes en distintas situaciones ejemplo, usar metáforas, dilemas, discutir películas que veamos u obras de teatro. Todo ello mantiene viva la curiosidad y agilidad mental del niño.

Colaboración con los niños: Es importante que contemos con la opinión de los niños y adolescentes en nuestra planificación del verano. Asimismo, podemos preguntarles sobre qué temas tienen curiosidad, sobre qué les gustaría aprender más… esto no solo despierta su curiosidad y aleja la inercia, sino que proporciona una excelente oportunidad para generar alternativas de actividades que puedan ser enriquecedoras.

Límites en el tiempo de descanso: Muchas veces el sofá, la tele, los videojuegos atraen por horas y acaban con el día, reduciendo la oportunidad de realizar otras actividades. Es importante que también en el verano, se respeten los límites para ciertas actividades y se incentive el movimiento, deporte y creatividad.

Imagen Nazario Cano Diaz
Algunas cosas que podemos intentar en casa
Lecturas de verano. Podemos pedirle a los niños/adolescentes que escriban alguna historia, lean por adelantado algún libro concertado para el año siguiente y nos lo cuenten, escriban un trozo de una autobiografía, que hagan algún video-película con amigos… No se trata únicamente de pedirles que lean, sino que puedan introducirse en la lectura de forma lúdica y dinámica. El compromiso de los niños y adolescentes en cuanto a la lectura ha de venir con nuestro propio compromiso con dicha actividad propuesta.
Actividades de familia. Planificar en familia alguna visita a un museo, exposición, obra, o al cine, puede ser de gran provecho. Es necesario que se pueda compartir y debatir acerca de la experiencia vivenciada de forma que permitamos a los niños explorar en actividades y eventos científicos o culturales con una cuota de diversión.
Fichas. La planificación y resolución de fichas diarias, aunque muchas veces no parece tan divertida, es una gran herramienta para evitar la pérdida del aprendizaje.
Proyectos. Podemos asignar al niño/adolescente algún proyecto o actividad de un tema de su elección que implique investigación y puesta en práctica. Poder explicitar los proyectos que se plantea en el verano ayuda al niño/adolescente a que se comprometa con los mismos y mantenga las nociones básicas de planificación y responsabilidad. Este tipo de actividades puede ir desde trabajar en el jardín, ayudar a algún vecino con alguna actividad, presentar un corto acerca de algún evento de actualidad…
Son muchas las actividades que pueden realizarse en el verano que, aunque en principio no parezcan académicas, ayudan a superar la distancia entre la gran actividad que caracteriza el año académico con la poca actividad y estimulación que puede suponer el verano. Desde luego es un reto para nuestros niños y adolescentes, pero es sobre todo un reto para nosotros como padres y educadores. ¡Os animamos a echar mano de vuestra creatividad y a ayudar a vuestros hijos a que el aprendizaje dure todo el año!.
Con información de: Danielle Moss Lee en edutopia -Summer Learning Tips 

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