sábado, 20 de agosto de 2016

Claves para padres al comienzo de curso: la técnica “minuto a minuto”

Foto: Sergio Sánchez
Nadie dijo que educar a un adolescente fuese fácil, y mucho menos en lo relativo a temas escolares. Los padres cada vez están adoptando más responsabilidades en este sentido y, tenemos que admitir, que las cosas han cambiado mucho en las últimas décadas. ¿Cómo es posible que se suponga que los padres tienen que saber cómo manejar la cantidad de deberes sin un mínimo de guía al respecto?
Si como padres estáis luchando con un adolescente resistente al aprendizaje, probablemente hayáis oído más de una vez a personas que sugieren: “Puede que necesite dedicarle más horas, no debe estar estudiando lo suficiente”. Para la mayoría de los niños esto representa cumplir con una planificación de horas de estudio, releer temas vistos, consumir tiempo delante del libro de texto,  tareas que no suelen resultarles productivas. Sin embargo, muchos estudiantes no aprenden escribiendo o leyendo, sino que sus fortalezas se encuentran en las áreas visuales o kinestésicas, o en habilidades musicales o sociales. Entonces, ¿cómo podremos ayudarles a desarrollar sus habilidades de estudio?
La tarea no debe desalentaros, de hecho, puede ser más sencilla, simple y efectiva.
Estudiar no tiene porqué ser un sufrimiento o consumir una eternidad de tiempo al día. Dedicando dos cortas sesiones diarias, el tiempo pasa volando y la rutina cada vez se hace más fácil. Un minuto por nivel es todo el tiempo que se requiere. A un alumno de 2º de la ESO debería bastarle con dos sesiones de 8 minutos diarias. Es conveniente que estas sesiones de estudio se planifiquen para primera y última hora de la tarde, por ejemplo, nada más llegar del colegio y después de cenar o antes de acostarse.

Claves para comenzar a aplicar la técnica “minuto a minuto”

Conocer con exactitud las fechas de los exámenes.

Utilizar para ello la web del colegio, email, planificadores, agendas, calendarios, etc. Para tener claro, identificado y destacado el momento en el que tendrán lugar los exámenes. Este tema aplica tanto a los padres como al estudiante.

Establecer un objetivo.

Foto: Bernardo Pérez
Determinar cuántos días y tiempo de estudio será necesario. Realizar “sesiones de estudio” de pocos minutos cada una. A modo orientativo, un minutos por cada nivel debería de ser suficiente (un alumno de 5º, dedicará 5 minutos por sesión, uno de 6º dedicará 6, los de 1º de la ESO estudiaría 7 minutos, los de 2º de la ESO lo harán durante 8 minutos, los de 3º de la ESO 9 minutos, los de 4º dedicarán 10 minutos, etc. Y su objetivo de tiempo de estudio mínimo diario sería de dos sesiones. Entendemos por “sesiones de estudio” el tiempo que se dedica a estudiar, memorizar, retener información para que pase de la memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Es importante señalar que para que esto sea efectivo, previamente se debe haber preparado el tema a estudiar a través de las herramientas que le sean útiles al estudiante: revisión del índice, prelectura, lectura, resumen, esquema, mindmaps, preguntas… Es común el caso de muchos estudiantes que abordan por primera vez el material justo antes del examen o evaluación del mismo, por lo que la sesión de estudio se transforma en una primera toma de contacto con el tema de la asignatura, el gasto de energía es mucho mayor y la capacidad de memorización se ve mermada.

Establecer el material a estudiar.

Como hemos dicho anteriormente, recopilar el material que sirva para “estudiar” previo a las sesiones de estudio es primordial; notas, guías de estudio, apuntes, tests del tema o unidad a estudiar. Los libros de texto son fácilmente accesibles, sin embargo estudiar con ellos puede resultar complejo y consumir mucho tiempo, en especial cuando el material del libro no ha sido trabajado con anterioridad. Por ello es recomendable que antes se hayan preparado esquemas, resúmenes y material que ayude a recordar la información sin necesidad de tener que volver a repasar el libro de texto “en bruto” lo que consume mayor tiempo y energía.

Preguntas y respuestas.

Generar preguntas y respuestas propias, incluso se puede hacer en familia, o con compañeros de clase. Una puesta en común del tema o los puntos a estudiar, proponer preguntas y respuestas puede ayudar y ampliar el foco sobre el tema a estudiar. Existen varias herramientas para crear tests online. Una de ellas es www.daypo.com. Os pasamos un ejemplo de test, por si os puede servir de referencia: http://www.daypo.com/test-tecnicas-estudio-1.html

Repetir.

Reservar tiempo antes de irse a dormir y repetir el ejercicio de las preguntas (un minuto por nivel es suficiente, como decíamos antes). Por ejemplo, si un alumno de 6º está estudiando Sociales, con este sistema, le habrá dedicado 12 minutos al día, dividido en dos sesiones de 6 minutos cada una, lo que representa 1 hora de estudio a la semana sin sufrimiento ni grandes esfuerzos, disminuyendo además las probabilidades de interferencias y distracciones.
Estrategias de estudio "minuto a minuto"
Foto: Oli Scarf
¿Realmente esta estrategia basada en preguntas es el mejor modo de estudiar? Ningún método por sí mismo funciona para todo el mundo, puesto que cada niño tiene diferentes habilidades, destrezas y preferencias a la hora de incorporar información a su memoria a largo plazo.
A continuación os presentamos otras formas para poder utilizar este tiempo:

1. Tarjetas
Transcribir las preguntas y respuestas en tarjetas para luego jugar a responder correctamente. El simple hecho de dar la vuelta a la tarjeta y ponerlas en montones de “aprendido” y “volver a preguntar” debería ser suficiente para motivar al estudiante. Algunos encuentran la motivación marcándose un tiempo de respuesta, otros aumentando el montón de “aprendido”, etc.

2. Categorizar

Utilizar las tarjetas para organizar la información por categorías. Ordenarlas de alguna manera o asociarlas en pares, en familias… La idea de organizarlas de maneras diferentes cada vez ayuda a aumentar las conexiones asociativas del tema aprendido en el cerebro y facilita el acceso a la información por distintas vías.

3. Combinar palabras

Para los amantes del lenguaje, las palabras, los idiomas, probablemente no les importe, e incluso les motive crear frases, poemas, letras de canciones, con palabras o vocabulario difíciles de recordar. Si el examen contiene vocabulario difícil, conviene empezar bien por escribir o pronunciar las frases con una palabra en cada una de ellas. Luego incorporar la segunda palabra, después la tercera, y así hasta completar el total de palabras a memorizar.

4. Canciones con letras adaptadas

Elegir una canción o una melodía y cambiar la letra o incorporar el mayor número de información o palabras que haya que memorizar en la letra de la canción elegida. Esto puede llevar varias sesiones pero una vez terminada, se puede cantar una y otra vez con poco riesgo de olvidarlo.


Foto: Bigstock
5. Dibujos

Los estudiantes más visuales, pueden “dibujar” sus notas en tarjetas y después intentar describir las imágenes de modo que, a través de ellas, se refleje lo más posible la materia estudiada.

6. El plano de mi casa (método Loci)

Para los casos en los que hay que aprenderse palabras que no guardan relación entre sí, un método que suele ser muy útil es el de construir una historia utilizando todas las palabras a recordar. A continuación se dibuja el plano de la casa y en cada habitación se van escribiendo las palabras que hay que recordar siguiendo un criterio lógico para el estudiante (por ejemplo las palabras teléfono –salón- y gallina –jardín-). Luego no hay más que ir haciendo una visita guiada por la casa recordando la historia y las palabras se recuperarán fácilmente.

6. Charlas

Muchos adolescentes son muy sociables y les gusta hablar y hacerse escuchar. Si este es el caso, puede ser útil el método de las charlas a través de tarjetas con una idea escrita en cada una de ellas o una guía de estudio de puntos importantes a no olvidar. A través de ello explicar cada punto de la manera más detallada posible sin echar mano de material impreso como libro, o apuntes.

7. Paseo fotográfico

Puede utilizar las imágenes que aparecen en el libro de texto, en el material de trabajo, notas o apuntes, para explicar la información bien en alto o por escrito, dependiendo de sus preferencias.

8. Claves Nemotécnicas

Hacer rimas o inventar refranes para ayudar a recordar la información. Crear acrónimos o frases con la primera letra de la palabra o con la palabra entera puede ser divertido para quienes les gusta jugar con el lenguaje.

9. Visualización oral

Leer una parte de las notas o del material a recordar y explicar y describir cómo esta información viene a la mente de manera visual. Esta técnica se puede combinar con los mindmaps. Dibujar en el mindmap la información visual que caracteriza a ese párrafo, para poder acceder a las imágenes en la memoria y con ellas al contenido del mismo.

10. Charla en tercera persona

Foto: Gonzalo Azumendi
Hablar o escribir sobre la materia a memorizar como si fuese otra persona u otra cosa (un profesor, un héroe, un marciano, etc…).

11. Carta a un Superhéroe


Escribir una carta al superhéroe favorito explicándole la información que acaba de aprender y contándole porqué esa información es importante, qué opina del tema que ha aprendido, así como otra información relevante en cuanto a lo que se ha leído.
Estudiar se puede hacer de diversas formas y es importante ayudar al adolescente a conocer cuál es el estilo que mejor le funciona. Es aconsejable empezar por las técnicas que mejor se ajusten a sus habilidades y vías preferenciales de aprendizaje (verbal, visual, auditiva…). La clave es hacerlo corto, hacerlo simple, hacerlo agradable. Observar qué ocurre en el proceso para hacer los cambios que mejor se adapten al estudiante y su particular forma de aprendizaje, hasta que se convierta en una rutina habitual y se podrán apreciar los frutos de sus esfuerzos.
No obstante, este es un camino que al adolescente le cuesta mucho recorrer en solitario. Somos conscientes de lo difícil que resulta encontrar momentos para dedicar a los hijos en tareas escolares, pero este método requiere poco tiempo (para familias de dos hijos cursando 6º y 3º de la ESO, al día representarían 30 minutos) y merece la pena y una buena inversión en relación con los resultados que se obtienen.
El principal escollo que solemos encontrar en este sentido es el mantener la sistematicidad del método. Se suele empezar con ganas y, a medida que van pasando los días, se va perdiendo firmeza en mantener el hábito, primero por parte del estudiante y luego por parte de los padres que tiran la toalla ante lo costoso que para ellos supone la constante supervisión. Sin embargo, a medida que el estudiante internaliza los procesos y herramientas que requiere el curso de aprendizaje, la necesidad de supervisión se va reduciendo. Antes de que llegue este punto, quizás la clave sea no veros como meros supervisores, sino como otra herramienta fundamental de acompañamiento en el proceso de aprendizaje de vuestro hijo.
¡Buen comienzo de curso!
Artículo de Kreadis con información de: Edutopia - Parent Partnership - Teaching Good Study Habits, Minute by Minute - January 11, 2016.

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